Biopsia hepática
Durante una biopsia hepática, se extrae un pequeño trozo de tejido del hígado con una aguja fina, que puede examinarse al microscopio para detectar cambios patológicos.
Procedimiento del examen
Debe estar en ayunas, es decir, no ingerir ningún alimento líquido o sólido durante al menos 6 horas antes de la biopsia hepática. Previo a la biopsia se toma una muestra de sangre para comprobar la coagulación sanguínea.
El paciente se acuesta boca arriba con el brazo derecho detrás de la cabeza. Una vez determinados los límites del hígado (normalmente con ayuda de un aparato de ultrasonidos), se desinfecta y desensibiliza la zona de extirpación de tejido en la parte inferior derecha del tórax inyectando un agente. En caso necesario, el examen puede realizarse bajo sedación (véanse los procedimientos endoscópicos). Se requiere la colocación de vía intravenosa en el antebrazo para la administración de sedantes/analgésicos. A continuación se practica una incisión mínima y se extrae un pequeño trozo de hígado con una aguja. Esta maniobra sólo dura de 2 a 3 segundos.
El procedimiento completo dura unos 30 minutos.
Tras la biopsia, deberá permanecer recostado al menos unas horas. Durante este tiempo se le tomará el pulso y la tensión con regularidad. Transcurrido este tiempo, normalmente podrá irse a casa. Es posible que sienta un ligero dolor sordo en la zona de la punción durante unas horas después de la punción hepática, que puede irradiarse al hombro derecho. El dolor es a causa de una irritación inofensiva del abdomen o el diafragma y puede aliviarse con analgésicos simples. También debe evitar cualquier actividad física extenuante el mismo día. El tiempo necesario para este examen es de 5 horas.
Los resultados de la biopsia hepática no estarán disponibles hasta unos días después, una vez que el patólogo haya examinado el tejido.